Las plazas de la final se reparten entre los distintos regionales de manera ponderada en función del número de centros (que no equipos) que hayan participado en cada uno. Salvo por los ajustes necesarios a los que llevan los decimales, un regional en el que hayan participado el doble de centros diferentes tendrá el doble de plazas en la final.

Una vez que se sabe cuantas plazas tiene un regional, se asignan a los equipos por orden de la clasificación, saltándose a los equipos de centros repetidos. Por ejemplo, si a un regional le corresponden 2 plazas pero los dos primeros equipos pertenecen al mismo centro, el segundo no asistirá a la final y dejará su hueco para el tercero.

La organización podría, no obstante, moldear estas reglas en situaciones excepcionales. Por ejemplo, si en un regional participan muchos centros y le corresponden muchas plazas en la final, pero el rendimiento general de los equipos es pobre, las reglas de reparto darían plaza a equipos con resultados tibios. En ese caso, la organización podría decidir no clasificar a esos equipos y asignar sus plazas a participantes con mejores resultados en otros regionales. En sentido opuesto, podría decidir también invitar a equipos no clasificados inicialmente, si tras haber tenido un rendimiento particularmente destacable en su regional, no se han clasificado por ser los segundos equipos de su centro o por tener el regional pocas plazas asignadas.